Para saber un poco más de la vida de los terneros, nos acercamos al criadero para conocer el funcionamiento de éste.
El calostro es un líquido segregado por la madre durante el embarazo, rica en proteínas y anticuerpos que estimulan el crecimiento y producción de inmunoglobulinas. Ideal para los recién nacidos ¿no?
De igual manera se les da a los terneros agua (que necesitan desde el segundo día) y leche sustituta, esto quiere decir que no viene directamente de la madre sino que es comprada para dedicarle un cuidado mejor a la nutrición de las crías.
Pero aquí no sólo se alimenta y se proporcionan los cuidados básicos de estas criaturas, sino que también se realizan operaciones espontáneas frente todo ternero que requiera algún procedimiento médico, como lo experimentó aquel día en nuestra visita una pequeña hembra que poseía una protuberante hernia en su abdomen.
Cuando el ternero ya ha alcanzado la estabilidad, se les puede comenzar a alimentar con sólidos como con harinilla a las tres semanas de vida.
Vale mencionar que desde el primer momento los machos son separados de las hembras, donde son estas últimas las que reciben todos los cuidados mencionados. En cambio, los machos son vendidos o regalados ya que no se necesitan para la producción de leche (por supuesto) ni de nuevas crías cuando alcancen la madurez. Las vacas son preñadas a través de inseminación artificial, por lo tanto no se requiere de un gran número de machos que se encarguen de la situación, por lo que en cada criadero se cuenta con no más de un macho.